miércoles, 9 de marzo de 2016

Un mes en casa...

Un mes de estar en casa, en mi hogar con mis amigos y mi familia. Extrañando mis aventuras y mis nuevos amigos. Tanto que decir y tan pocas ganas de hacerlo, me encuentro sin motivación alguna, con falta de sueños y una opresiva sensación de cansancio y vacío, con la pregunta de ¿ahora que sigue? Rondando por mi mente.
Hay tantas cosas por extrañar y tantas personas, no es que falté alegría de estar aquí, pero vuelvo con una sensación de que nunca nada paso, de que todo fue un sueño, y al mismo tiempo parece que el tiempo no paso pero no es igual.

En el mes que llevo en casa, me doy cuenta que las personas siguieron si vida, uno no es relevante en la vida de los demás, somos sólo una parte más o una persona más. Al volver fue acostumbrarme de nuevo a vivir con mi familia, a que mis amigos hubieran pasado cosas juntos, que contarán anécdotas que no entendía, y por unos momentos me sentía tan fuera de su amistad, lo que para mi fue una pausa en nuestra amistad para ellos fue como un avance rápido.

Soy una persona dramática, siempre sobrepensando, probablemente concentrándome en lo malo de las cosas y de mi. No soy la persona más segura ni la más abierta. No dejo entrar a muchas personas, finjo y sonrió, me muestro fuerte y segura de mi. La realidad es que el 99.99% del tiempo no se que hacer y tengo un constante estado de miedo. No me considero una persona buena pero tampoco mala, soy mis decisiones muchas de ellas malas, y otras buenas, algunas aún me acompañan. No muestro mis emociones fácilmente y probablemente nunca digo lo suficiente cuanto me importan las personas, volver y dejar atrás nuevos amigos fue igual de triste que la alegría de volver y ver a mis viejas amistades y a mi familia.